jueves, 5 de septiembre de 2013

EVERYTHING WILL BE LOST IF YOU DON'T LOOK AFTER IT.

Quizás ya es tarde para arrepentimientos, para perdones y súplicas, para llorar por algo que por muy profundo que sea, ya no importa, está roto, completamente roto. ¿Sabéis? Hace un año perdí a mi mejor amiga, no sabéis lo muchísimo que la quería, ¿el motivo? Pues no lo sé, supongo que se abrieron "grietas" que tuve fallos y ella también los tuvo, muchas veces sentía que no aceptaba cosas de mi personalidad y otras miles de veces sentía que era la única persona que me comprendía al cien por cien, con la que con el silencio bastaba para pasarlo bien, y la única persona con la que podía llorar por horas.
Ella era la única persona con la que no me sentía incómoda, y que si solo estaba ella, podía ser feliz por años, me daban igual otros amigos, solo me importaba que ella estuviese bien, pues al fin de al cabo ella fue la única que me demostró ciertas cosas.
Bueno, ¿y qué decir del día que cambió todo? Fue de la noche a la mañana, fue un último atardecer y un nuevo amanecer. Como dije antes, quizás fue mi culpa, pues tengo fallos, pero si ese día cuando me dijo "Tengo que decirte algo malo de tí" al preguntarle en vez de decir que no importaba, lo hubiera soltado todo de una vez, quizás, yo no estaría escribiendo esto con lágrimas en los ojos, quizás las cosas se habrían arreglado, y las grietas se hubiesen rellenado, o quizás hubiera salido mal, porque siempre están las partes positivas y negativas de las cosas; pero no podríamos haber dicho "lo tiramos todo por la borda" lo habríamos intentado, y hubiésemos puesto esperanzas, que como se suele decir, es lo último que se pierde.
Y recuerdo que era otoño, básicamente octubre, pero como las estaciones, todo aquello se volvió cada vez más frío, y es como si el hielo hubiera cuajado en nuestra amistad y hubiera pudrido las raíces que tanto costaron que crecieran desde la primera vez que la ví.
La odiaba, le guardaba tanto rencor, estaba ciega, y no reconocía fallos en mí, no quise atender a razones, me negaba, pero en lo más profundo de mí, lo que deseaba era reír con ella hasta las tantas de la mañana, crecer juntas como hablamos tantas veces, llorar juntas y consolarnos durante horas y horas. Y aún, eso es lo que quiero.
Ese otoño, invierno, primavera y verano, fueron únicos, y fueron duros. Estuve sola, y me sentía mal, lo odiaba todo, odiaba el mundo, odiaba a las personas, odiaba hasta cada minuto de mi jodida existencia, cada día me preguntaba "¿Qué hago aquí?", pero todo eso me ayudó a darme cuenta que en primavera todo florece, dura el verano, dan los frutos y en otoño se secan las cosa, en invierno todo es frío, árido, y preciosamente aterrador, y cuando vuelve a llegar la primavera, hay cosas que siguen exactamente igual que la anterior, porque se cuido, porque se ayudó a que siguiera bien, y otras, sin embargo, ya no van, no funcionan y se guarda como un bonito recuerdo del pasado, en el que un nombre siempre tendrá el lugar de tu mejor amiga aunque ni os miréis a los ojos, y que nadie, absolutamente nadie, por mucho que lo intentes volverá a llenar ese vacío dónde una vez estuvo completo, rebosante y admirable.

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